Los hornos de leña necesitan un mantenimiento constante, debido a que las altas temperaturas provocan la dilatación y la contracción de la obra, ocasionando roturas en la estructura del horno y fisuras visibles en los ladrillos.
Por esta razón, antes de iniciar una nueva cocción, tenemos que vaciar el cenicero, revisar la chimenea y pintar el techo y las paredes interiores del horno con una mezcla a partes iguales de alúmina y caolín. Esta mezcla servirá como protección contra los álcalis, gases y cenizas volátiles.